Los pozos a tierra , también conocidos como «puestas a tierra» o puntos en la tierra, son mecanismos de seguridad esenciales. Su función principal es conducir hacia la tierra las corrientes eléctricas anormales o no deseadas, evitando así que una persona o equipo reciba una descarga eléctrica peligrosa.

Para lograr esto, se entierra un electrodo o varilla de cobre, creando un polo a tierra. Este polo proporciona un camino de baja resistencia que canaliza la corriente eléctrica hacia una superficie capaz de disiparla o esparcirla de manera segura.

Este sistema de seguridad es crucial para proteger tanto a las personas como a los equipos electrónicos de posibles daños causados por sobretensiones o fallos eléctricos. Al asegurar una correcta puesta a tierra, se minimiza el riesgo de accidentes y se garantiza un funcionamiento seguro de las instalaciones eléctricas.